martes, 1 de abril de 2014

Cómo conocí a vuestra madre: The End

Hoy es el fin de una era.
Parece mentira que una serie tan exitosa, tan divertida, tan emocionante y que te llega tan hondo, haya llegado a su fin. Pero lo ha hecho, frikis del mundo: Cómo Conocí a Vuestra Madre ha acabado.


Sigo sin asimilar del todo que ya, que no hay más. Que no habrá más frasazas de Barney que trasciendan de la serie, porque todo el mundo sabe quien es Barney aunque no la siga. Que no habrá más paranoias raras de Ted. Que no habrá más felicidad conyugal de Marshall y Lily. Que no habrá más chistes de canadienses sobre Robin.
Sobretodo, queridos, porque ha sido el final más indignante que recuerde. E incluyo el de Los Serrano.



(Obviamente, con SPOILERS)

Antes de que lo digáis: no. Mi decepción no tiene nada que ver con el final de mi OTP. En parte. A ver, sí, me jode lo que no está escrito porque todas mis OTP acaban igual, pero no es sobre eso.
Me indigna mucho lo de Ted y Robin, pero no porque mandasen a la mierda mi shipp.
Veréis, mi maravillosa OTP se fue a la mierda a toda máquina con un matrimonio de tan sólo tres años. Pero a mí no me afectó tanto como podríamos haber esperado por una razón: tenía sentido. Barney y Robin son geniales, pero que estuviesen juntos era muy difícil. Y yo lo sabía. Así que, cuando discutieron en Argentina y se divorciaron, me dolió, pero lo comprendí. Porque, ante todo, Cómo conocí a vuestra madre es una serie sincera. No intenta engañarnos. No trata de decirnos que el grupo seguirá quedando en el MacClarens hasta que tengan que llevarles sus nietos en silla de ruedas. No trata de vendernos que todo sale bien si se trata de amor. No. Son sinceros. Hablan del destino, de como hay alguien especialmente diseñado para nosotros, pero eso no es necesariamente mentira. Son sinceros, repito.
Ja.
Perdón.
Me he equivocado de tiempo verbal.
ERAN.
Porque claro, son sinceros cuando tienen que hacer que Robin y Barney no puedan estar juntos, pero cuando se trata de Robin y Ted... Cuando se trata de Robin y Ted no pueden hacer nada, ¿sabéis? Las hadas de las trompas azules se lo impiden.
Porque divorciar a Robin y a Barney tiene todo el sentido del mundo, pero que Ted y ella acaben juntos es algo innegable. Lo pone en el Código de los Colegas. No te jode.
Y es que, a ver, el resto ha sido genial. Los capítulos finales han sido inmejorables, hasta esas dos últimas escenas donde la han cagado A LO BESTIA.
Algunos se quejarán de que sintetizan demasiado en un capítulo, de que hay demasiadas escenas, pero yo no estoy de acuerdo. Esos flashs del futuro han sido grandísimos.
Marshall y Lily apunto de tener otro hijo, el romanticismo sin mácula de Ted y Tracy -POR FIN SABEMOS SU NOMBRE-, el que Barney no se haya casado ni enamorado de otra persona pero haya tenido una hija en la escena más mona del mundo... Todo ha sido genial. Aunque vemos que, sin duda, Robin no es la misma desde el divorcio. Se pasa la vida viajando, sin pensar en sus amigos y ni siquiera quería presentarse a la boda de Ted. ¿Moraleja?: ahora es idiota. Normal. No tiene novio, no tiene amigos, no tiene NADA. Ha tomado muy malas decisiones, Robin. Ahora está amargada y con perros. Pos' vale. Lo entiendo. Tiene sentido. Ella siempre ha sido la dura y pasota de un grupo lleno de gente achuchable. Que no que me cayese mal, claro, pero mientras que los cuatro eran personas a la que abrazar, Robin iba más por su cuenta. Si uno se iba, sería ella.
¿Y cómo acaba?
Que la madre está muerta.
ASÍ ARDAN EN EL INFIERNO. ¿PERO ESTO QUÉ ES?


No, es que nos hemos pasado NUEVE temporadas esperando para conocer a la madre. ¿Y qué pasa? Que la adoramos porque es genial. ¿Y qué hacen con eso? Matarla. Pero a ver, ¿son idiotas? Tracy era genial, era el puñetero destino de Ted, como no se cansan en repetirnos con todo tipo de símbolos y coincidencias y demás. Pero claro, la matamos para que él y Robin estén juntos.
¿Pues sabéis qué? Que me niego a reconocer ese final. Me niego.
Ahora, Cómo conocí a vuestra madre ya no serán las bromas de Barney, el romanticismo de Ted, la monez suprema de Marshall y Lily y lo guay que es Robin. No. Ahora será ese bodrio de final. Me jode. Mucho. Una serie tan grande y que me gustaba tanto convertida en eso. No. No me jode. Me duele. Porque duele, coño. Duele.
Para que este final tuviese sentido le sobran mínimo cinco temporadas. Ahora no. Ahora ya es tarde. Hemos visto a Ted crecer, cambiar, evolucionar, nueve temporadas preparándose para conocer a la mujer de su vida. El Ted de la primera temporada ya no está. No tiene sentido que siga con Robin. Vimos como soltaba esa relación antes de la boda de Robin y Barney. ¿Por qué intentan arruinarlo ahora? Y que coño, que Robin y Ted nunca han pegado ni con cola. ¡Ni con cola, os digo!
La serie se les ha salido de madre -nunca mejor dicho- y no han sabido cambiar el final. Un fallo GARRAFAL.
Pero da igual.
Ignoremos esa escena final.
Pensemos en que Barney consiguió un mes perfecto antes de tener a Ellie. Pensemos en lo romántica y hermosa que fue esa escena. Mejor que The Robin. Mejor que nada. El verdadero Barney con su hija, pequeña y delicada, entre las manos. Eso sí que ha sido un broche final para la serie y no lo que nos han vendido. Pensemos en Lily y Marshall y Marvin y Daisy y el bebé sin nombre. Pensemos en la sonrisa de Tracy. Pensemos en la pequeña Penny tan friki de la arquitectura como su padre. Pensemos en Barney cambiado, con su hija entre los brazos y tan guapo que duele.


Eso es lo que nos queda de Cómo conocí a vuestra madre. Y la echaremos de menos.


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