jueves, 24 de abril de 2014

Alanis: Capítulo 5

Pues antes de continuar con mi vía crucis particular, que tiene nombre -O porco de pé- y autor -Vicente Risco-, me he pasado para dejarlos la ración de Alanis. Que me he retrasado como un mes y eso está feo.




5. De móviles, fijos y doctoras frikis y confusas.


Kenneth suspiró con pesadez mientras organizaba la biblioteca.
Otra vez.
Organizaba la biblioteca todas las noches desde que había llegado a su casa. Su naturaleza de bibliotecario le aseguraba que si organizaba los atestados estantes, todos los problemas serían más sencillos de resolver. Lamentablemente, por impecable que fuese su sistema organizativo, no había conseguido que sus parientes dejasen de torcer el gesto al verle, ni que Álvaro saliese de su cabeza un ratito.
Aumentó la presión de sus dedos sobre el lomo de una Obra completa de Oscar Wilde. Parte 1.
Deseaba pocas cosas más que coger el móvil y llamarlo. Necesitaba oír su voz, sus bromas. Necesitaba al menos sentir su deslumbrante sonrisa. Necesitaba que volviese a decirle que le quería.
Por mucho que adorase sus libros, no conseguían llenar ese vacío que le estaba devorando como si fuese un agujero negro.
Desterró esos pensamientos con un gesto de cabeza, concentrándose en su tarea. Por supuesto, al haber llegado a la W no le entretuvo mucho tiempo más y en unos minutos se encontró parado frente a las estanterías, sintiéndose perdido.
Con un suspiro, se resignó. Álvaro le llamaba de vez en cuando, ¿por qué no iba él a poder hacer lo mismo? Cogió el móvil, que había dejado sobre el escritorio, y llamó.
-Móvil de Álvaro Torres.
Kenneth podría haber desaparecido. Podría haberse desvanecido en el aire de la estancia. Haberse derrumbado como si, al igual que Edith, la mujer de Lot, se hubiese convertido en una estatua de sal y sólo quedase de él un fino polvo sobre la alfombra. Nada demasiado dramático o remarcable, en realidad, simplemente dejar de existir.
Porque la voz que había respondido a su llamada, a ese momento de debilidad, era Felipe Navarro. El antiguo amor de Álvaro. Miró su reloj de pulsera. Las nueve y media. Indecentemente tarde en Inglaterra. Las diez y media. Relativamente temprano en España, pero no lo bastante como para que un antiguo amor al que había dejado respondiese a tu teléfono. A menos que se sacase al adjetivo de la ecuación. Si fuese un amor actual sería perfectamente lógico.
Oh.
Apretó con fuerza el móvil antes de que se le cayese de las manos. Estaba temblando.
-Lo siento – su voz sonó mecánica, artificial, desprovista de sentimientos –, he fallado con el marcado rápido.
Y colgó.
El móvil rebotó con fuerza contra la moqueta, separándose la pantalla del teclado.
En el fondo era su culpa. Sabía que nunca debía haber tenido esperanzas de estar realmente con Álvaro, siempre lo había sabido.
Nunca habría sido digno.
Sus manos no habían dejado de temblar.


-¿¡Qué has hecho qué!?
-No sabía quién era – se defendió.
-Lo ponía en la puta pantalla. ¡Sale una fotografía, Felipe!
-Sabes que nunca la miró, Álvaro.
Éste deseaba darse de cabezazos contra la mesa, por lo que apoyó la frente en su mano izquierda, cuyo brazo estaba fuertemente hincado en ella. Era lo máximo que podía hacer sin que todo el restaurante pasase a mirarlos cuchicheando.
Desde el incidente del vídeo prefería no llamar excesivamente la atención.
-Esto es malo. Muy, muy malo.
-Pero él sabe que no tenemos nada, ¿no? ¿Qué importa que haya cogido el móvil? Tú estabas en el baño.
-¿Y tú para qué lo coges?
-Estaba muy alto. Me dio corte que la gente lo oyese. ¿Cómo se te ocurre poner Y.M.C.A. de politono?
-Estoy seguro de que cuando se habla de libertad de expresión también se incluyen los politonos.
-¿De joven eras tan gay?
-Me costó cinco euros, macho. Sería de idiotas no usarlo.
-… ¿Es un chiste sobre Macho Man?
-Eso sería demasiado incluso para mí.
-Vamos, que sí.
-Cállate.
-Empiezas a preocuparme, te estás volviendo rarito.
-Al menos yo puedo ir a trabajar sin esconderme tras las esquinas.
-Cállate.
-En todo caso, Kenneth no sabe que somos amigos. La última información que le he dado sobre ti fue que te acababa de mandar al cuerno.
-¿Al cuerno? ¿En serio?
-¡Estaba muy nervioso!
-Fue muy raro oírtelo decir, la verdad. Bueno, ver esa declaración fue raro. A mí nunca me has dicho cosas tan bonitas, Álvaro.
-¿Tú también? – gimió – ¿Queda alguien en el mundo civilizado que no lo haya visto?
-Mucha gente. Tim lo borró rápido.
-No lo suficiente, al parecer.
-No, a Deker le dio tiempo a descargarlo.
-… ¿Qué?
-Lo que tiene en ese móvil nos puede destruir a todos. Comienza a ser preocupante.
-¿Comenzar?
-En todo caso, ¿qué va a hacer Kenneth? ¿Te lanzará cosas llamándote maldito? ¿Llorará y te gritará que se lleva al niño?
-Niña.
-Es una forma de hablar. Y para decidir un género tendremos que esperar a la prueba de paternidad.
Él y Felipe habían descubierto que era una niña cuando al segundo le dio por levantar la tapa y mirar dentro. Álvaro nunca se había atrevido por si resultaba una especie de botón de aborto o algo por el estilo. Pero había resultado útil para elegir el color de la habitación, como ya había predicho.
Sobre quién era el padre no habían avanzado mucho.
-Eso no importa. Lo que importa es que te acabas de cargar mi relación.
-No estabais juntos, en realidad.
-¿¡Quieres que te mate o qué!?
-Tranquilízate, hombre. Llámale. Arréglalo. Es sólo un malentendido.
-No creo que eso funcione.
-¿Y por qué no iba a funcionar?
-La última vez que tuvimos un problema parecido él huyó del país.
-Es distinto.
-¿En qué?
-En que esta vez él se ha apresurado con las conclusiones y tú y yo no nos hemos acostado.
-Dudo que vaya a ser tan fácil…
-Álvaro, hemos hablado hasta la saciedad sobre mi parte de culpa en que lo nuestro se arruinase, pero, dado que estás yendo por el mismo camino, me veo obligado a señalar la tuya.
-¿Perdón?
-Nunca haces nada. En vez de dar el paso y esclarecer las cosas, sólo esperas a que se solucionen por sí mismas. Noticia de última hora: la vida es muy perra y no te va a solucionar los problemas mientras tú no haces nada. Reacciona a tiempo esta vez.
-… Estoy prácticamente seguro de que toda es tuya, Felipe.
-¡Qué le llames!
-¡Qué no me atrevo!
-Oye, Álvaro, Kenneth me cae fatal. Es un soso aburrido y sin carácter. Pero le quieres de verdad, tú sabrás porqué, y si sigues así vas a perderlo. No quiero que vuelvas a quedarte quince años rumiando la culpa. Para entonces tendrás cincuenta y tus posibilidades caerán en picado.
-¿Insinúas que estaré feo al cumplir los cincuenta?
-Insinúo que no se te acercarán lo bastante para ver que sigues estando bueno.
Él bufó.
-No sé si me insultas o me alabas.
-Es que últimamente estás en las nubes. En nubes con gafitas de empollón.
-Sus gafas con sexys. Cállate. Y no lo digas. No, no me mires así. Ni una palabra.
Felipe contuvo la risa.
-Eres una quinceañera hiperhormonada.
-Estoy en pleno embarazo, tengo excusa.
-No hay hormonas dentro de ti. Al menos, no más de las que ya había antes.
-¿Recuerdas que hace cinco meses estabas suplicando por mi amistad? Me gustabas más entonces.
-Que le vamos a hacer, ya no puedes estar sin mí. No hay riesgo.
-Idiota.
-Marica.
-Mira quién fue a hablar.
-¿“Me gusta que te subas las gafas con la yema del dedo índice”?
-No te pongas celoso, también me gustaba tu hoyuelo.
-¿Mi hoyuelo también es sexy?
-No – aseguró, bebiendo un sorbo de vino antes de sentenciar –, te da aspecto aniñado.
Él hizo una mueca.
-Ese ha sido un golpe bajo.
-Y tan cierto como que Ariadne no puede escribir su nombre completo en menos de un minuto.
-Yo tampoco puedo.
-Los problemas de la realeza – ironizó.
-Llámale de una vez.
-No puedo, ya es tarde. Estará durmiendo.
-Excusas.
-Que te calles. Y acaba de una vez la tarta, que mañana tengo un juicio a primera hora.
-Es una tarta de frambuesa, tío. Tengo que disfrutarla despacio.
-Era una tarta de frambuesa. Ahora es una ruina, se ha desmoronado.
-Eres tú, que me distraes.
-Asume tus errores.
-Cuando tú hagas lo mismo. Y cambia el politono.
-Que te den.
-Sólo si es contigo, pichoncín.


Deker sacó otro cigarrillo. Su mano tembló súbitamente al pensar que, a lo mejor, era el último. Estaba entrenado para mantener la calma en momentos de tensión, pero el entrenamiento no incluía esa situación.
“Está de más decir que conoce el uso del profiláctico.”
Puto Viejales gafe que no debería aparecerse por su mente…
Y Ariadne seguía sin salir.
Encerrada. Atrincherada. La puerta del baño parecía en ese momento la muralla de Troya. Infranqueable. Alejándole de su salvación y de su posible perdición. Ya sabía como se sentía Menelao. Cosa molesta, porque siempre le había resultado cargante y patético.
“Se llevaron a mi mujer, se llevaron a mi mujer…”
Haberle dado lo que tenías que darle, idiota.
Contuvo una risotada histérica al darse cuenta de que precisamente por seguir su puto consejo estaban allí.
Calma, chaval. No eres un crío. Hay una posibilidad entre un millón.
Vale, puede que algunas más.
Muchas más.
Eran adolescentes, ¡era como estar en celo permanente! No podían hacerse responsables de lo que hacían sus hormonas.
Esas hijas de…
La puerta se abrió de golpe.
Ariadne le miraba, guapa como nunca, el objeto que les condenaría en la mano y los ojos brillantes.
No.
No puede ser.
-Falsa alarma.
-Gracias al señor – gimió de alivio, tratando de contener las lágrimas de alegría.
Ella corrió a abrazarle y él le devolvió el abrazo. Habían tenido tanto miedo…
Pero, finalmente, no había sido nada. Eso era lo importante.
-Si llega a dar positivo…
-Sh… No te tortures, lo importante es que no lo ha dado.
Ella se separó de él, mirándole con los ojos brillantes.
-Te habría matado, Deker. Te habría descuartizado.
-¿Y cómo pasarías la prueba de la espada?
-Hablas como si me hubiesen seguido dejando ser la princesa de los ladrones.
-También es verdad.
-Se acabó. Nunca más. Nunca. ¿Me has entendido?
-Nunca. Sí que pasa, lo he pillado.
-Me sorprende que no lo hubieses pillado años antes.
-Lo tenía perfectamente claro, para que lo sepas.
-¿Y entonces?
-Ese bañador te sentaba tan bien… Y la piscina estaba vacía. ¡No me habría dado tiempo a subir a la habitación! Y de todas formas, dudo que sean sumergibles.
-Pues a partir de ahora en seco.
-¿Crees que tienes que decírmelo? Casi me corto las venas con el cigarrillo.
Ariadne suspiró, volviendo a hundirse en su hombro.
No volvería a pasar, decidió. Nunca.

Pasaría en otras siete ocasiones. Cuatro de ellas tendrían finales bastante parecidos a ésta.


-Tienes que llamarle, Álvaro.
El susodicho bufó con frustración.
-¿Cómo te has enterado ahora?
-Felipe me llamó.
-Por supuesto, ¿cómo no?
La buena relación entre ambos sólo le traía problemas.
-Esto es serio. ¿Te imaginas lo que debe estar pensando?
-Mateo, pensaba llamar, no tienes que preocuparte por mí continuamente.
-Sí que tengo que hacerlo, ¡eres un desastre!
-Gracias por tu apoyo y comprensión – ironizó.
-Llámale. Ahora.
Los pitidos le indicaron que su amigo acababa de colgar. Suspiró con lentitud, controlando de forma loable las ganas de estrellar el móvil contra una pared.
Vale, había cometido algunos errores, pero no le parecían suficientes como para que ahora todo el mundo le considerase un inválido sentimental al que se le debían dar órdenes claras y sencillas.
Lo que más le fastidiaba era que iba a obedecer. No porque se lo ordenasen, por supuesto. Pensaba hacerlo. Sólo había querido desayunar antes. Un buen desayuno de dos horas. Era la comida más importante del día, después de todo, y Álvaro era una persona sana y con poca tendencia a engordar.
Decidió dar por acabado el desayuno, ya que de todas formas si veía un bollo más vomitaría.
Su dedo titubeó mientras marcaba los números en la pantalla táctil. Marcarlos en vez de ir a la agenda retrasaba lo inevitable.
Los pitidos de espera le ponían nervioso de manera absurda, provocándole unas incontenibles ganas de colgar y arrancarse el pelo a mechones.
Y nadie contestó.
Álvaro estuvo apunto de chillar y estrellar el móvil contra la pared, de nuevo, pero se contuvo. Comenzaba a ser patético.
Buscó en la agenda el número de su casa en Londres y llamó allí. No pensaba dejar que le ignorase así como así.
No era Kenneth el que contestó el teléfono, sino un primo bastante desagradable que fue a buscarle, no sin antes demostrar desprecio y desdén en cada palabra.
Idiota.
-¿Álvaro?
Su voz, a pesar de estar distorsionada por el teléfono y parecer extrañamente carente de sentimientos, le estremeció.
-Hola, Kenneth.
-¿Querías algo?
-Sí. Verás, Felipe me ha dicho que llamaste anoche mientras estaba en el baño.
Hubo unos instantes de silencio que Álvaro, sabiamente, aprovechó para golpear rítmica y nerviosamente el suelo con sus carísimos zapatos italianos.
-No era nada importante. No quería interrumpiros.
“Noticia de última hora: la vida es muy perra y no te va a solucionar los problemas mientras tú no haces nada. Reacciona a tiempo esta vez.”
De todas formas, le habían criado para obedecer las órdenes del rey de los ladrones, ¿no?
-No interrumpías, Felipe estaba contándome un poco creíble historia sobre su última cita.
-¿Última cita?
-Oh, sí. Le he presentado a un amigo.
-Creía que ya no os llevabais bien – mencionó, dejando claro que no se lo acababa de creer.
No pudo sentirse ofendido ya que estaba mintiendo como un bellaco.
-Hace un tiempo se pasó por aquí ha pedir perdón y decidimos retomar la amistad. Ya nos habíamos comportado el suficiente tiempo como una panda de críos.
-Ah. No lo mencionaste.
Terreno pantanoso.
-Sé que no te cae muy bien Felipe. No sabía si te molestaría.
-Oh.
Contuvo su grito acerca de dejar el uso de monosílabos y esbozó una deslumbrante sonrisa. Él no podía verla, pero se sentía más seguro si sonreía. A la gente le costaba más decirle que no cuando lo hacía.
-Sólo quería… Hablar contigo. Un rato. Te echaba de menos.
-Yo a ti también – reconoció, antes de cambiar de tema para disminuir un poco la incomodidad que le sacudía –. ¿Por qué no cogías el móvil?
Hubo un instante de silencio, como si se sintiese avergonzado de algo.
-Se me cayó ayer en la biblioteca y se ha roto. No logro encajar de nuevo la pantalla.
Y Álvaro lo comprendió.
-¿Sigues teniendo un teléfono con teclado? ¿Eso aún se vende?
-Pues claro que se vende – espetó de mal humor – ¿Qué móvil esperabas que tuviese?
-¿Uno táctil, quizá?
-No los soporto. Se llenan de huellas y me paso el día frotándolos contra algo para limpiarlos.
Álvaro rió.
-No sabes como te pega lo que acabas de decir.
-Ja, ja.
Álvaro, muchísimo más relajado, dejó pasear la mirada por su esplendido salón. Todo estaba bajo control. Menos mal.
Su sonrisa se quebró al posarse en el caldero.
Oh, mierda.
-Oh, mierda.
-¿Qué pasa?
-¡Está desbordando!
-¿El qué?
-¡Está desbordando Kenneth! – normalmente, llegar a ese tono tan agudo siendo un hombre requiere una castración en la infancia.
-¡No te entiendo, Álvaro!
-¡El caldero! ¡EL CALDERO ESTÁ DESBORDÁNDOSE, KENNETH!
-P-pero aun falta un mes – balbuceó.
-¡Tengo que colgar!
Tiró el móvil sobre el sofá de cualquier manera y se apresuró a llegar a él.
Nerviosamente, retiró la tapa del caldero, dejando que el líquido saliese con bastante potencia, manchando su mesita de café, su alfombra persa y su traje italiano.
No podía importarle menos.
Porque la fina membrana de luz se quebró, dándole el tiempo justo para coger el pequeñísimo cuerpecillo antes de que se hundiese.
Y ahí estaba.
Un bebé pequeño, diminuto entre sus grandes manos. Con restos de líquido amniótico por todas partes y un cordón umbilical que le unía al fondo del caldero.
-Necesito un cuchillo y sábanas limpias y agua caliente, hija – le explicó, trabándose con las palabras.
De todas formas, estaba llorando demasiado fuerte como para que pudiese escucharle.
El pánico se apoderó de él.


Marisa Ramos estaba trabajando tranquilamente. Acababa de volver de un pequeño descanso y se disponía a ocuparse de los pequeños que había en el área de maternidad.
Ese era su plan.
Su plan no era que Nikolaj Coster-Waldau apareciese de la nada, con un traje impoluto aunque puesto con prisa y un cesto con un bebé recién nacido.
-Me la he encontrado en mi puerta. Acaba de nacer.
Marisa, antes que fan incondicional del Jaime&Brien, era una profesional.
Dio órdenes a las enfermeras bajo su mando para que se encargasen e hiciesen las pruebas pertinentes y pasó a ocuparse del preocupado padre.
-¿Se encuentra bien? ¿Necesita algo? ¿Un café? ¿Un té?
Él estalló en una risita histérica, murmurando algo acerca del té.
-Tranquilícese, nos encargaremos de todo. Es usted el padre, ¿verdad?
-Sí, pero creía que la madre había abortado y huido – suspiró con pesar, pasándose una mano por el pelo –. Esto ha sido inesperado.
-Comprendo – le aseguró –. Si me permite decírselo, habla usted español de maravilla.
Él se tensó.
-Me llamo Álvaro Torres. No soy Nikolaj Coster-Waldau.
Antes de que ella pudiese hacer otro comentario, él sacó su DNI, donde el nombre estaba bastante claro.
Marisa se puso roja como un tomate.
-Disculpe.
Él soltó una risita sardónica.
-Al menos usted no me ha pegado un  bolsazo por tirar a Bran de la torre.




Como veis ya ha bebé. Y ha salido Kenneth celoso e inseguro cosa que todos podemos comprender con facilidad, puesto que Álvaro Torres -que no Nikolaj, aunque él también- es mucho Álvaro. Debo confesar que la compulsión y tirria de Kenneth hacia los teléfonos táctiles es mía. Se la he puesto porque creo que le pega.
Sinceramente, me lo paso muy bien escribiendo este fic y da pena estar tan cerca del final. Sobretodo me lo paso pipa con las escenas Álvaro y Mateo o las escenas Álvaro y Felipe o, sobretodo, las escenas en las que sale Deker.
Y me voy, que tengo prisa.
Hasta luego, viejos ;P

miércoles, 23 de abril de 2014

Deus ex Machina 2.0 y otras formas de decir Axel

¡Feliz día del libro, maestros del frikismo!
Siempre brilla menos el sol cuando el resto de la humanidad reconoce la grandeza de la literatura. No, no lo habéis leído mal. Es que el sol y yo no nos llevamos muy bien, que digamos. Tengo los ojos sensibles y me ciega, lo que no me gusta.
Hoy es, en definitiva, un buen día. ¿No oléis a libro? Yo tampoco, pero nada es perfecto.
Veréis, mi plan era publicar más Alanis, pero siendo hoy un día taaaaan especial, mejor lo dejo para mañana.
Voy a aprovechar para hacer algo que pocas veces se ve en este blog: ¡una reseña!
Y os preguntaréis, ¿qué vas a reseñar? No os esforcéis, no es la nueva novela de la diosa Magik que yo he leído y vosotros no, JA. Aunque tengo planeado hacerlo unos días antes de su publicación -porque venga, la publicarán y será un best seller- y así seré la primera friki que la reseña y pasaré a los anales de la historia.
En todo caso, el libro que vengo a reseñar hoy tampoco tiene desperdicio. Veréis, ya he mencionado alguna vez el maravillosísimo blog de Morrigan y DarkHeart, que me ha proporcionado risas, diversión, complicidad y Buenos Presagios, librazo donde los haya que todos deberían leer aunque sea para disfrutar de el amor entre un ángel y un demonio y echarte algunas risas tontillas al recordar la novela con las escenas de Cass y Crowley en Supernatural. Pues bien, todo lo que ellas recomiendan es una delicia, básicamente porque son más malas que un dolor de muelas y nada de lo que leen se salva a menos que el autor se merezca un altar.
Y, a pesar de que una de sus reseñas me había llamado la atención, no fue hasta esta Semana Santa que me decidí a leerlo.
Sí, gente que me sigue por twitter y ya sabe lo que voy a reseñar, dejo de hacerme la interesante.
El libro se llama Deus Ex Machina 2.0. Si el título llama la atención, la historia os va a dejar flipando.
Empezamos conociendo a la protagonista, inevitable puesto que la novela está escrita en primera persona. La protagonista se llama Ana María, pero le llaman Anám, y no es una protagonista de novela juvenil al uso. Porque, veréis, ella es especial. Pero especial de una forma novedosa, no en plan vampiresa, hada, hada-vampiresa, princesa, fantasma, reencarnación, elegida para salvar el mundo o cualquier cosa que os estéis imaginando. No. Anám es especial porque  se convierte en una kairós, una especie de robot super chulo y futurista. Bueno, aquí lo explican algo mejor:


Ya sabéis, pulsáis y se hace grande.
También dejo esto sobre el libro que me impresionó bastante cuando lo leí en la página oficial:

¿Qué harías por amor? 
¿Morirías?
¿Cambiarías tus venas por circuitos, tus latidos por zettabits?
¿Revivirías el peor infierno?
¿Te enfrentarías a la muerte de todos tus amigos?
¿Volverías a perder lo que tu corazón más deseaba o sacrificarías lo que tu corazón más desea?
¿Qué darías por la posibilidad de salvarlos a todos?
¿Reescribirías el pasado?

Si es así...

Vigila tus pensamientos, llegarán a palabras. 
Controla tus palabras, llevarán a acciones. 
Considera tus acciones, se harán costumbres. 
Valora tus costumbres, determinan tu carácter. 
Cuida tu carácter, se convertirá en DESTINO.
Y ten cuidado con las mariposas, sus alas despiertan huracanes, podrías perderlo todo.
¿Qué te apuestas?
 
Iniciando Deus Ex Machina.


Sí, se que me está quedando muy patatera porque sólo estoy pegando cosas, pero ahora empieza lo bueno. Porque yo no sé vender un libro, ni una historia, ni nada de nada. Lo tengo asumido. Si estás pensándote leer algo y yo te lo recomiendo dejarás de querer leerlo.
Viéndolo así, me disculpo por hablar del tuyo, Mara.
Pero bueno.
No estoy tratando de venderoslo, porque no soy tan buena gente. Es sólo que necesito un espacio lo suficientemente amplio como para hablar de la GRANDEZA de Deus ex Machina.

A ver, Anám es una kairós y vuelve al pasado para evitar la masacre del Salix Alba, de la que ella es la única superviviente, para salvar al hermano de Gretchen, la que le ha convertido en kairós, y así tener la posibilidad de salvar también a todos sus amigos muertos. Bueno, no a todos. Porque le han advertido sobre la teoría del caos, sobre el efecto mariposa -en el que yo creo, siendo superfan y encantándome jugar con él cuando escribo- y cualquier acción, por pequeña que sea, puede cambiarlo todo. La masacre debe suceder, porque cambió el transcurso del mundo y de la ciencia. Si Anám llegase a impedir que Alba, el nuevo sistema del colegio que se volverá loco y los exterminará, provoque la masacre, deberá a cometerla ella. Y eso como que no mola, por lo que lo tiene claro desde el principio: no podrá salvarlos a todos.
A pesar de que esa idea aparecerá mucho en la novela, no se hace pesado ni es un drama continuo como podría llegar a serlo. Vamos, que no es como en las novelillas de vampiros en las que el "vampiro" no para de darle vueltas a que es un vampiro y a que es malo y a que desea la sangre pero es bueno y es un monstruo. Gracias, Mara.
Después de conseguir que la Anám humana de la época se vaya del instituto y tome su lugar, comenzará su misión para salvar a las personas a las que quiere. Su misión mola muuuuuuuuuuuuucho, creedme, pero no os voy a hablar de ella porque no podría hablar de ella sin destriparla y como que quiero hacer una reseña sin spoilers. Hay que probar de todo.
"Bueno" diréis, "¿entonces de que nos vas a hablar ahora?" Pues de que va a ser, de lo mejor de prácticamente todos las novelas: los personajes. En esta novela son aun mejores que la trama y os juro por lo más sagrado, ¡por mi corbata de Slytherin!, que la trama es la leche entera y con Colacao y pajita que se ilumina cuando sorbes y tiene giros trepidantes como las de los anuncios.

Está Anám, la kairós, que en la página oficial describen con esta imagen:


Anám cae bien. Y sí, es la protagonista y me cae bien. ¿No es sorprendente? Para mí también lo es. Es que no es idiota, por lo que, lo que es conmigo, gana mucho. Que no estoy de acuerdo con su elección de maromo, oye, pero nunca lo estoy y eso no quita que ella mole.
Si bien en algunos momentos cae un poco en el cliché, puesto que yo nunca entendí su actitud de no salir con el chico que quería sólo para protegerle -no tiene sentido, en todo caso sería ella la que se pusiese en riesgo; sólo por estar cerca de Axel, Manu ya estaba en el punto de mira-, Anám es fuerte, independiente y una buena amiga. Sí, no pasa de sus amigas en cuento tiene novio. Eso es raro y, tristemente, también lo es en el mundo real.

También tenemos a Manu que es... Majo. Y sabe de ordenadores y tal. Me cae muy bien Manu, en serio. Realmente bien, adoro a Manu. No bien en plan Rubén de Cuatro Damas o Tristán de Los príncipes perdidos, sino bien en serio. Nada de "Bieeeeeeeen... Es muy majo, un encanto de chico.", sino "Manu es un amor de chico, en serio, un amor. Le adoro mucho." No tiene exclamaciones y mayúsculas pero yo os juro por el mapa del merodeador que le adoro un taco.
Pero es que hay otro personaje, del que hablaré el último, que le ensombrece. Y no es de mi ship. En todo caso, me cayó muy bien y me alegré de que fuese feliz y tal.



Y Meme, que decir de Meme. Meme es LA amiga. La definitiva. La mejor que puedas concebir. Al principio parece la típica chica algo putilla y muy rica que a mí, personalmente, siempre me ha molado cantidad, pero no. Es buena, enamoradiza pero sin perder el norte. Siempre piensa en la gente y está dispuesta a ayudar a sus amigos en todo. Es que en todo. Llega un momento en el que te la puedes imaginar como Santa Claus, porque regala sus cosas continuamente en cuanto cree que alguien pueda necesitarlas. Quiero una Meme en mi vida. Y que Mara publique la historia que tendrá en el futuro, que parece muy chachi y que va de Meme, por lo que a mí me gano con eso.


Laura, por otra parte, no me llamo excesivamente la atención. Y yo creía que iba a ser así, oye, porque era una sabionda pedante y discretita que no había besado a nadie en su vida y, tía, era fácil sentirse identificada. Menos en lo de discreta, pero vamos, mi madre me mira mal por ser pedante -me llama El libro gordo de Petete y todo-. En todo caso, no me llegó. Me caía muy bien, pero  es que ella no tenía eso. Ya sabéis, esa chispa que, simplemente, te enamora de un personaje. Para mí, no tenía la chispa. Aunque me caía bien, ¿eh? Pero bien en plan Rubén de Cuatro Damas. De forma algo distinta, pero esa clase de bien.


Carlos... Oh, bueno, yo me lo imaginaba como el típido amigo matón. Vamos, era el Goyle chino. Pero resulta que no, oye. Tenía más de lo que parecía y era muy majo. Y me dio mi ración de slash, lo que siempre es de agradecer. Además, su proverbio chino moló mazo, así que le adoré mucho. Sí, antes de que me lo preguntéis, más que a Laura. Lo siento.


David, al contrario que los dos últimos, me convenció desde casi el principio. Al principio sólo podía preguntarme si el resto del pelo también era rubio platino o sólo lo era flequillo. Que leñe, me lo sigo preguntando. Los peinados de la historia son muy raros y yo con el pelo muy tradicional, que queréis. En todo caso lo adoré y era super majo y entendía que Laura estuviese colada por él. Y resultó ser gay. Y le adoré más porque soy muy slasher y eso significaba una relación ligeramente conflictiva y complicada con Carlos y yo soy yo.


Y si le he dejado para el final, es porque, oh, señor, le adoro demasiado para saber que decir sobre él, ¿vale? Si yo lo admito. ¿Qué me pasará a mí con los rebeldes sin causa que en realidad son ricos y son ingleses o en este caso americanos? Yo creo que es por Sirius Black -SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUS...-, pero acepto otras teorías. En todo caso, adoré a Axel. Mucho. Y llevaba piercings, con lo que yo los detesto, imaginad lo guay que tiene que ser. Axel es muy guay, os lo juro. Super guay. No se calla ni debajo del agua y tiene  una necesidad enfermiza por llamar la atención, pero eso para mí son virtudes, así que, santas pascuas. Es un DJ, un bromista empedernido, no respeta al que no se haya ganado su respeto y es fiel como el que más. Vamos, que es un amor y genial. ¡Y le gusta la poesía! ¡Y cuenta cuentos! ¡Y canta canciones de los Beatles! ¡Y es romántico que no veas! ¡Y dice cosas como que una mujer feliz desprende luz a pesar de su físico! ¡EXIJO UN AXEL EN MI VIDA YA! Obvio decir que está acomodado y adaptándose con rapidez en mi salón de obsesiones mentales. El 60% que es gay ya se está abanicando y mirándole con lujuria. Y, ¿sabéis qué? No penséis que es un cabrón, porque no lo es. No os diré porque no lo es por si tenéis mis conocimientos de inglés y la respuesta os da con la boca abierta en la última frase del libro. Bueno, un poco tarde ya que la he puesto como frase de la semana. Da igual, que Axel MOLA. ¿Vale? Pues vale.

Yo me lo imagino miles de veces más guapo, pero no creo que exista un hombre tan guapo como el que yo me imagino, así que...

En resumen, que estaréis aburridos y yo tengo cosas que hacer: leed la novela.
Que sí, que dije que no iba a tratar de vendérosla, pero tengo que hacerlo, nobleza obliga.
Por cierto, la presentó a un concurso de novelas románticas juveniles y a mí me regalaron el año pasado la que ganó. Aunque las que no deben ser nombradas la desmembraron a mí me gustó bastante -yo no pongo listón en la novela romántica, que queréis-, pero no tiene nada que hacer contra Deus Ex Machina y me frustra que no haya ganado esta última, porque puede que así me la hubiesen regalado antes y la hubiese leído antes y la hubiese adorado y venerado antes. Porque nunca es tarde para conocer a Axel, pero querría haberme enamorado antes de él.


Añado que casi me cuesta la vida leer este libro, ya que me estaba comiendo una napolitana durante uno de los chistes de Axel y me atraganté. Casi me ahogo. Si la recomiendo después de eso es que es genialosa. Leedla, copón.

viernes, 18 de abril de 2014

In extremis... Jaime Lannister El León Blanco

¡Hola, maestros del frikismo! Cómo recordaréis, puesto que estuvo en primer lugar de visitas durante un par de meses, en su día hice una entrada acerca de Canción del Hielo y el Fuego en la que reflexionaba sobre algunas de las teorías más populares en el fandom y ponía verdes a los hombres del hierro. Obviamente, yo no puedo compararme a verdaderos expertos en la materia como lo serían Los siete reinos o el Podcast de Hielo y Fuego, pero me gusta hablar y leer sobre la saga, así que supongo que a vosotros también.
Así que, en este In extremis... en concreto, toca hablar sobre uno de los personajes que más ha cambiado y que más reacciones extremas provoca: Jaime Lannister.

(SPOILERS hasta el capítulo El león y la rosa (4x02))

Jaime Lannister El León Blanco

Teniendo en cuenta que esto es CHF, lo primero para conocer un personaje es su árbol genealógico. Jaime es doblemente Lannister, puesto que procede de un matrimonio entre Tywin Lannister y su prima, Joanna Lannister. Algunos, como ya comenté, dirán que es hijo de Aerys o del panadero de Roca Casterly, pero en cuestiones genealógicas mejor ciñámonos al canon, que ya es bastante complicado de por sí. En todo caso, era el segundo hijo de Tywin y Joanna puesto que nació unos segundos -o minutos, dependiendo de a quién le preguntes porque yo de Cersei no me fío nada- después de su hermana melliza, Cersei. Era sobrino de Kevan, Tygett, Gerion y Genna, la cuál habló en su día del parecido que había entre ellos y su sobrino:
Jaime —dijo mientras le pellizcaba la oreja—, cariño, te conozco desde que eras un bebé que mamaba del pecho de Joanna. Sonríes como Gerion y peleas como Tyg, y hasta tienes algo de Kevan; de lo contrario no llevarías esa capa… Pero el verdadero hijo de Tywin es Tyrion, no tú. Se dije a tu padre en cierta ocasión, y me retiró la palabra durante medio año. A veces, los hombres pueden llegar a ser tan estúpidos… Hasta los que aparecen una vez cada mil años.

Y esto nos lleva a Tyrion, su hermano menor que ha sido fuertemente discriminado por su familia por ser un enano y en cuyo parto murió su madre. A pesar de ello la relación entre ambos fue fluida y cercana hasta el final de Festín de Cuervos, del que no daré datos para no spoilear.

Cersei nos cuenta que ella y su hermano menor eran tan parecidos de pequeños que nadie podía distinguirlos e incluso a veces se cambiaban la ropa para ocupar el lugar del otro. También nos contó, esta vez Jaime, que vieron a animales retozando y que quisieron jugar a imitarlos. Y es de ahí de dónde data el incesto. Una criada les descubrió y se lo contó a su madre, que les separó de habitación y comenzó a estar más pendiente de ellos. Quizá Joanna habría conseguido controlar la situación, pero murió en el parto de Tyrion poco después y ellos reanudaron su... ¿Juego? ¿Relación? Que volvieron a las andadas, vamos. A pesar del odio que Cersei sintió hacia el nuevo miembro de la familia, Jaime no guardó rencor a su hermano, como ya he dicho.
Padece dislexia, aunque supongo que no muy grave puesto que su padre, Tywin, consiguió enseñarle a leer después de horas de práctica. Esto a mí me parece bonito, me recuerda a cuando mi madre hacia lo mismo conmigo y las mates, sólo que, supongo, Jaime no patalearía y lloraría diciendo que las tablas eran un rollo. A saber, a lo mejor lo hizo.
En todo caso, a pesar de sus dificultades con los libros, desde niño destacó con su dominio de la espada y de las demás disciplinas propias de los caballeros. Sirviendo durante cuatro años a Summer Crakehall, de una casa vasalla a los Lannister, y ganando su primer combate cuerpo a cuerpo en un torneo mientras aún era escudero. Fue nombrado caballero por ser Arthur Dayne, la espada del amanecer, por su actuación en la campaña contra la Hermandad del Bosque Real, un grupo de forajidos.
Y así, rezumando gloria, oro y prestigio, se presentó en Desembarco del Rey seguramente esperando que su hermana mayor, tras años de separación, se lanzase a sus brazos, le cubriese de besos y le mirase con adoración. Las cosas no fueron como había esperado. Cersei le contó los planes de Tywin, que eran casarle con Lysa Tully, la segunda hija de Hoster Tully y hermana de Catelyn. Sí, la de la teta:


También, tiene tela que Tywin, que se opuso al matrimonio de Genna con un Frey porque no estaba a su altura, casase a su primogénito con una Tully, que no son más pringados porque no son familia del Chico Luna. Que sepamos.
En todo caso, al pobre Jaime no le hace ilusión lo de la boda, aunque teme enfrentarse a su padre, así que su hermana le propone su plan. Destaquemos que lo ha planeado ella. Sí, eso significa que es un asco de plan. Jaime pedirá entrar en la Guardia Real en el lugar de Harlan Grandison y así no podrá casarse y se quedará con ella en Desembarco del Rey. Me permito un inciso para señalar que el blasón de los Grandison es un león dormido y por lo tanto es curioso que lo sustituyera un Lannister y que muriese mientras dormía. En todo caso, Jaime duda, pero Cersei, que es estúpida pero no tonta, se lo pasa por la piedra y él cede. Que fáciles llegan a ser los hombres...
Quince días después es nombrado caballero de la Guardia Real por Gerold Hightower durante el torneo de Harrenhal -ese torneo es como la boda de Robin y Barney, pasó una cantidad insana de cosas-. Aerys cortó sus saltitos de alegría al mandarle a Desembarco del Rey para proteger a Rhaella y Viserys sin dejarle participar en el torneo. En ese momento, Jaime se da cuenta de que el rey no le ha aceptado por su destreza con las armas, sino por putear a su padre, cosa que no le sienta muy bien. Para colmo, éste se china que no veas y se harta de tantos desplantes, por lo que arma el petate, se echa al hombro a su familia, incluida Cersei, y se larga a Roca Casterly rumiando entre dientes. ¿No hemos dicho que el plan era de Cersei? Ya era estúpida entonces.
En conclusión, Jaime se queda solo y sin apoyos, sin que nadie le tome en serio, en un Desembarco del Rey dirigido por un loco con un mechero.
Durante su estadía en la Guardia Real, se vio obligado a ver cosas que... No fueron agradables. Aerys violaba a su esposa/hermana brutalmente mientras le pegaba palizas, cocía dentro de sus propias armaduras a señores que consideraba una amenaza, hacía que sus hijos se estrangulasen a sí mismos para salvar a dichos señores... Muy nice, todo. Como recordaréis, Jaime le dice a Catelyn llegado el momento que un caballero no puede mantener todos sus juramentos porque se contradicen entre ellos, cosa que vemos con claridad en lo que le dice a su hermano ser Jon Darry cuando oyen la violación -que habían jurado proteger a la reina también- y sobretodo en la contestación de éste:
Sí, pero no del rey.
Jaime, pobre criaturita, siempre había querido ser caballero y todas sus ilusiones se estaban desmoronando al chocar con la dura y horrible realidad: los caballeros no existían. El golpe que eso debió suponer para un adolescente solo que no podía confiar en nadie debió ser brutal, pero la cosa no acabó ahí.
Empezó la Rebelión de Robert, en la que él no pudo participar puesto que Aerys le quería a su lado las veinticuatro horas del día para usarlo de rehén si Tywin elegía el bando de Robert.
En principio la cosa iba bien, los Tyrell habían hecho retroceder a los ejércitos de Robert hasta las tierras de los Lannister y se podía saborear la victoria, pero los Lannister no hicieron nada al respecto. Los ejércitos se recuperaron pronto y volvieron con más fuerza todavía, comenzando a ganar. Dudo que en ese momento, en Desembarco del Rey se tuviese mucha estima a los Lannister, por lo que imagino que Jaime se vería controlado y vigilado constantemente.
Llegó un momento en el que la victoria parecía improbable y Aerys Targaryen comenzó a planear la defensa de la capital utilizando su juguete favorito: fuego valiryo.


Llegó al punto de quemar vivo a Qarlton Chester, una de sus manos, por oponerse a su plan, poniendo en su lugar a su piromante favorito, Rossart.
Todo esto sólo era conocido por alguien ajeno a la conspiración. Alguien que siempre se encontraba al lado del rey, escuchando, callando y protegiendo: Jaime Lannister.
Después de la Batalla del Tridente y de la muerte de Rhaegar, Tywin Lannister se presentó ante las puertas de Desembarco del Rey. Tanto Jaime como Varys le aconsejaron no abrir, pero él, que era idiota, escucho al Gran Maestre Pycelle y le dejó entrar. Los ejércitos de los Lannister saquearon la capital.
Aerys ordenó a Jaime que cortase la cabeza de su padre y a Rossart que lo preparase todo. Su locura había llegado a un punto en el que creía que el fuego despertaría a su dragón interior y sería el único superviviente. Jaime asesinó a Rossart y después a Aerys para evitar que diese ordenes a otro piromante. Después se sentó en el trono de hierro y cuando los hombres de su padre llegaron, vieron el cadáver y le preguntaron a quién debían proclamar rey, él no opinó y sólo dijo que debían esperar. Entonces llegó Ned Estark y no se tomo muy bien que se hubiese sentado en el trono.


Hay que reconocer que fue un acto gratuito y bastante bravucón por su parte, pero tan sólo era un adolescente de quince o dieciséis años que acababa de cometer el que, según él, sería su mejor acto. A pesar del orgullo que podría haber experimentado, Jaime no se vanaglorió de él más allá de sentarse en ese trono. Al contrario que en la serie, nunca contó a nadie cuales fueron sus verdaderas motivaciones para matar a Aerys aunque eso pudiese hacer que le considerasen mejor. Bueno, al final se lo cuenta a Brienne, pero guardó silencio durante años. Por supuesto, tampoco nadie se molestó en preguntarle.


Es más, durante los días siguientes asesinó a Belis y Garigus, los otros dos piromantes que habían participado en la "defensa" de la ciudad.
Ned opinó que, como mínimo, debía ser enviado al Muro, pero Robert le perdonó y le dejó seguir en la Guardia Real, poniéndole además ese apodo que le atormentaría para el resto de su vida: Matarreyes.

Durante los años siguiente se dedicó a servir en la Guardia y a seguir tirándose a su hermana, que se había casado con Robert, preñándola tres veces. Joffrey, Myrcella y Tommen. Se supone que también la preñó Robert una vez, pero Jaime se apresuró a llevarla a un lugar donde se lo sacasen.

Y así llegamos al inicio del primer libro, donde conocemos a Jaime de forma poco ortodoxa.
Este es el origen del odio que, en ese momento, todo lector tiene hacia el personaje: tirarse a su hermana y a Bran tirarlo de la torre.
En ese momento es que odias al cabrón de Jaime Lannister.


¡Qué hijo de puta! ¡Se acuesta con su hermana! ¡Tiró a Bran de la torre! ¡Es un Lannister! ¡Es un traidor! ¡A Ned le cae mal! ¡Ha herido a Ned!
Y eso es suficiente para detestarle.
Por ello, cuando llegas al tercer libro y ves que hay un capítulo desde su perspectiva, no te lo tomas nada bien.


¿¡Pero cómo se atreve George R.R. Martin!? ¿Qué se ha fumado? ¡Qué asco, qué asco, qué asco! ¿Un capítulo sobre el Matarreyes? ¡Voy a vomitar y todo!
Así que empiezas a leerlo con cara de infinito desprecio, porque el único Lannister que mola es Tyrion y Jaime es muuuuy malvado. A la altura de Joffrey.
Empieza hablándote de un viento que huele también como los dedos de la zorra de Cersei, por lo que tu cara de infinito desprecio se convierte en una mueca horrible y estirada, porque, tío, ¡qué asco! Y luego dice algo como esto:
—Me llamaréis Brienne. No moza.
—Y yo me llamo Ser Jaime. No Matarreyes.
—¿Negáis que habéis matado a un rey?
—No. ¿Negáis vuestro sexo? Si es así, quitaos los calzones y demostrádmelo. —Le dedicó una sonrisa inocente—. Os pediría que os abrierais la blusa, pero a juzgar por vuestro aspecto, eso no demostraría gran cosa.
Y dices: ¡qué cabrón! Pero es gracioso y, cómo a mí las gracias me han ganado siempre, me reí. Eso me hizo odiarle el triple.
Ya no digamos cuando llega a estar parte:
«¿Inocente? El crío del demonio nos estaba espiando.» Todo lo que Jaime había deseado era una hora a solas con Cersei. El viaje de ambos al norte había sido un tormento prolongado; la veía todos los días sin posibilidad de tocarla y sabía que Robert caía borracho en la cama de ella cada noche dentro de aquella chirriante casa con ruedas. Tyrion había hecho todo lo posible para mantenerlo de buen humor, pero no había bastado.
Aquí ya tienes los dedos blancos por la fuerza con la que aprietas el libro y tiemblas ligeramente, porque Bran aun era majo y no se había convertido en un pesado depresivo que se comunicaba con los árboles.
Y entonces, llega un momento algunos capítulos después en el que alzas la mirada con sorpresa, abres la boca algo descolocada y dices: "¡Hostia, me cae bien Jaime!"
No sabes como ha pasado. No tienes claro de dónde ha salido. No puedes creerte que hayas caído tan bajo. Pero Jaime Lannister sólo ha necesitado unos cuatro capítulos desde su perspectiva para que tú caigas a sus pies. Que grande es el cabrón.
En todo caso, Jaime, Brienne y el primo del que no estoy del todo segura del nombre aunque creo que era Cleos, se van de aventura en camino a Desembarco del Rey. Pero en un ataque, el primo se muere y Jaime quiere quedarse con su ropa y su espada -comprensible, porque venga ya, los harapos no hacen justicia a su tremenda belleza-, pero Brienne no está de acuerdo. Y acaban peleándose. No en plan dialéctico, ¿eh? Con espadas. Ambos salen heridos en la refriega pero eso no es nada en comparación con lo que la interrumpe: la Compañía Audaz o los Titiriteros Sangrientos según a quién le preguntes. Jaime intenta sobornarles, pero pasan de su culo y le llevan ante la Cabra, que le corta la mano.
Recordemos ahora todo lo anterior, ¿vale? Jaime siempre había destacado con las armas, sobretodo con la espada. Nunca ha querido poder como ha querido el resto de su familia, sólo luchar y combatir, una muerte de guerrero. Considera a Cersei y a su habilidad con la espada como lo único que da sentido a su vida. Y le cortan la mano de la espada. Jaime, entonces, cae en una profunda depresión en la que lo único que quiere es morir. Es Brienne la que le anima y le da fuerzas, dándole dos razones para continuar adelante: la familia y la venganza.
En Harrenhal, donde le lleva la Compañía Audaz -es irónico que ahí empezase su periplo como caballero de la Guardia Real y allí volviese con la mano colgada del cuello-, tiene una escena en las bañeras con Brienne de Tarth, en la que confiesa lo que pasó realmente el día de la muerte de Aerys rompiéndote el corazoncito en varios pedacitos microscopicos. Y la cabrea. Y ella se levanta de la bañera en plan impulso. Y el tiene una erección. Je, je, je.


Sí, les shippeo mazo, ¿vale? En fin, que además descubrimos que Jaime nunca ha estado con otra mujer que no fuese Cersei. La puta zorra con suerte... Y en realidad, si obviamos lo asquerosa que es esa imbécil y que son hermanos, es bonito que le haya sido siempre fiel.
Durante la cena con Roose Bolton llegan a un acuerdo tácito: él le dice a su padre que Bolton no es responsable de su mano y éste le lleva sano y salvo a Desembarco del Rey. Pero Brienne se tiene que quedar como rehén, lo que es mal.

Fijaos en como le sujeta la mano. Eso es amor.

Pero no acaba ahí la cosa, sino que, cuando están en camino, Jaime vuelve atrás a por ella por un sueño que ha tenido. Un sueño muy interesante, a decir verdad. Un sueño que habla del nuevo Jaime, de sus miedos, de su pasado, de los fantasmas que no han dejado de torturarle desde el momento en el que atravesó a Aerys con esa espada y, además, de su relación con Brienne. Os dejo un enlace a un artículo que lo explica divinamente.
Bueno, pues que va a buscarla y se lanza a una especie de foso en el que la han encerrado para que luche con un oso. Que cabrones, ¿verdad? Y encima la espada era de torneo. ¡Unos hijos de puta! Jaime se lanza, entonces, porque sabe que no pueden permitirse que muera y se cargarán al oso. Si Jaime es muy listo, en realidad.


En el libro vuelven a Desembarco del Rey después de la boda y, Jaime, arresta a Brienne en una torre para salvarla de la ira de Loras, que en el libro no consigue superar la muerte de su amado Renly y no se va de putos por ahí como hace en la serie. En todo caso, a pesar de que ni ella se da cuenta en un primer momento, lo hace tan sólo para protegerla. Lo que es bonito.
En la serie vuelven antes de la boda y Jaime le pide que espere, que después de la boda verán lo que pueden hacer para cumplir su juramento a Lady Catelyn, cosa que está jodida porque ella está muerta y Sansa ahora es una Lannister y Arya está en manos del Perro. Pero oye.

En todo caso, os preguntaréis a que viene esta entrada hablando de las bondades de Jaime Lannister, así que permitidme que os responda. Todos habréis visto ya el segundo capítulo de esta cuarta temporada en la que todos disfrutamos de la muerte de Joffrey, pero yo me fijé en otra cosa: la conversación entre Cersei y Brienne.
Algunos diréis: la serie no es lo mismo que los libros así que no cuenta. Yo os diré: ¡JA! Porque ese capítulo en concreto lo escribió Martin, por lo cual es CANON. Así que, no son alucinaciones mías, Brienne está colada por Jaime.


Por favor, dejadme exponer porque Jaime debería liarse con Brienne en vez de con su hermana. Porfa. Me ha hecho mucha ilu ver que mi shipp se cumplía. Porfa. Sé que los dos morirán porque esto es CHF y mis shipps siempre acaban mal, pero quiero disfrutar el tiempo que me quede.

1. Brienne no es su hermana, así que a lo mejor los niños no le salen guapos, pero no serán sociópatas malvados como Joffrey.
2. Es un remake preciosos de La Bella y la Bestia.
3. Lo que Brienne sentía por Renly no era auténtico. No le quería a él, quería a su figura idealizada porque había sido amable con ella.
4. Cersei dijo "El amor es un veneno. Un veneno dulce, sí, pero un veneno que mata". Yo digo que el veneno es ella.
5. Al contrario que en la mayoría de mis shipps, su relación es sana y no se trata de un amor autodestructivo. Brienne saca lo mejor de Jaime y Jaime protege y cuida a Brienne.
6. Jaime necesita a una mujer que no se parezca en lo más mínimo a Cersei. No se me ocurre alguien más distinto que Brienne, tanto físicamente como moralmente.
7. Brienne dijo que sólo se casaría con un hombre que pudiese vencerla en una pelea. Jaime estuvo apunto de conseguirlo aunque se había pasado un año encerrado y desnutrido.
8. Jaime le regaló una espada de acero valiryo. ¿Sabéis lo exclusivas que son? No es como regalar un oso de peluche, precisamente.
9. Brienne está dispuesta a tomar la misión de Jaime y no parece ser tanto por su juramento a Catelyn como porque se lo ha pedido él. Está orgullosa de que haya honrado su juramento. #SeSabe
10. Jaime es el único hombre capaz de quererla por lo que es a pesar del físico y sin que le importe lo que pudiese conseguir de Tarth, mientras que Brienne es la única que va a ver más allá del muñón y de Matarreyes.

Y, ¿sabéis qué?



Bibliografía:



Notas:

En el primer párrafo os hablé de Los siete reinos y el Podcast de Hielo y Fuego, aprovecho para recomendaros ambos encarecidamente: son sucursales del paraíso para los frikis de esta saga.



PD: La octava temporada de Supernatural no me ha convencido del todo, sobretodo teniendo en cuenta el final en el que Cass, de nuevo, vuelve a cagarla a lo grande. Por otra parte, la novena empieza con un desnudo semi-integral de Misha Collins y la trama mola bastante, por lo cual la apoyo incondicionalemente.
PD2: Zelena es una hija de perra por putear de tal forma a Hook.
PD3: Me he puesto al día con B&B y esa serie es GRANDE y no conoce el relleno.