lunes, 13 de enero de 2014

En nombre del padre, de los hijos, y del santísimo Impala

(SPOILERES de lo que pone en el primer párrafo.)

He acabado la primera temporada de Supernatural. Y el el primer capítulo de la segunda. Porque nadie puede resistir ese chifflanger que nos han metido. Y que capítulo, señoras y señores. Que capítulo.
Porque el final de la primera temporada es la hostia, y tiene un huevo de simbología y todo lo que queráis - porque no me diréis que no os escocieron los ojos cuando el demonio de la conjuntivitis, en el cuerpo de John, le dice a Dean que ellos nunca le van a necesitar tanto como él les necesita a ellos -, pero la temporada la empiezan con un listón altísimo, no cabe duda.
Porque tú, en ese momento, ya estás rota. ¿Cómo no vas a estarlo? Dean supo que su padre estaba poseído, porque sabía que John no se sentiría orgulloso de él. El demonio de la conjuntivitis estuvo practicando tortura psicológica con el pobre chaval, y la cara que puso... La cara que puso era de "No me lo digas, no me lo digas. Ya lo sé, ya lo sé. Intento vivir con ello, intento ignorarlo. Cállate. Cállate, por lo que más quieras, demonio hijo de puta. Cállate." y a ti te gotean los ojos. Porque, joder, que vale, adoro a Jonh y a Sam, y ambos están jodidísimos, pero es que a Dean le pasa de todo. Pobrecillo, Dean, que la vida le putea lo suyo y lo de varias generaciones de primos.
Pero, mantened la calma, que está Jonh Winchester, que mola lo que no está escrito y sabe salvar el día. Porque Dean, le mira con los ojos brillantes, pero sin derramar una lágrima, y le pide "Please, Daddy." por favor, no dejes que me mate, por favor. Y tú retienes las lágrimas por que sufres como Wilson en una tienda de muebles. Y él se despierta, a medias al menos, porque NO va a hacerle daño a su hijo. No físico, al menos, y no queriendo.
Y Sam, apuntándole con el colt mágico mientras su padre le grita que le pegue un tiro en el corazón, que no podrá retener el demonio mucho tiempo. Y tiene en sus manos al asesino de su madre, de Jess, puede acabar con todo y está dispuesto, pero no lo hace. No lo hace porque a un par de metros, un ensangrentado y sufridor Dean le grita que no lo haga, no, Sam, no lo hagas, y él no es capaz. Porque, como Dean ha dicho, ellos están deseando sacrificarse por la venganza, pero será él el que tenga que enterrarles. Y coño, que su hermano ya ha sufrido bastante, que es él al que más han puteado, por mucho corazón roto y muchos superpoderes que tenga él y por muchos "sólo podía ver el mal" de su padre. El demonio escapa, y John se muere porque estaban tan cerca, tan, pero tan cerca... "Matar a ese demonio estaba por encima de mí, por encima de todo." Y Dean, en el asiento trasero del Impala intercambia una mirada con Sam, que le mira a través del retrovisor. "No, señor, no por encima de todo." Ole, Sam, ole.
Y entonces un camión gigante choca contra el Impala destrozando el coche y tú gritas ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOO, EL IMPAAAAAAAAAAAAAAAAALAAAAAA!!! Porque, claro, quieres a los Winchester, pero el Impala es el Impala y no dudas de que vayan a sobrevivir.
Por supuesto, tuve que ver el siguiente capítulo después de esa putada.
Y vemos que, tío, Sam está bien y tal, pero, ¿¡y los otros!?
Y Dean paseando por el hospital, entre la vida y la muerte, tratando de cazar a un parca para volver con su familia. Se sufre mucho, porque es una puñalada. Es una puñalada en el corazón que te arranca las lágrimas ver a Dean con todos esos tubos, tirado en la cama del hospital y con esa advertencia de que va a ser muy difícil que se salve. Y sólo queda en pie Sam, yendo de la habitación de su padre a la de su hermano, tratando de resistir porque ellos necesitan que él sea fuerte. El bueno de Sammy, que no puede concebir la vida sin su hermano mayor utilizando el volante del Impala como un instrumento de percusión siguiendo el ritmo de Metallica.
Tú, cuando ves a John te preguntas que qué le pasa, qué planea, porqué se comporta de forma tan extraña, y empiezas a sospechar.
Sam va con Bobby a recoger el Impala y tienes ganas de llorar, porque está hecho una señora mierda. Y a Dean le va a dar un ataque cardíaco en cuanto salga del hospital porque es que duele mirarlo. Peor que los ojos del basilisco, plebe. Peor. Encima, porque no estamos sufriendo ni na', descubrimos que John nos ha tomado el pelo, y que no quiere alejar al demonio, sino que, oh, fíjate tú, quiere invocarlo. Sam le echa una señora bronca, pero tú no. Tú no porque te imaginas para lo que es y sufres mucho, mucho. Pero no te hace mucho como se comporta Sam porque tú ya estás desgarrada de parte a parte con la que le ha echado Dean unas escenas antes. Le grita que qué clase de padre es, que no ha llamado a nadie para ayudarle, que él ha hecho siempre todo lo que le ha pedido y que así se lo paga, y se siente TAN jodidamente inseguro, porque desde la stringha siempre ha pensado que su padre no le quiere, no realmente, que siempre ha querido más a Sam. Y suele tragarse su dolor y seguir adelante porque les quiere, porque son su familia, pero está en el limbo y puede morir y no quiere morir todavía, y quiere que al menos, en esos putos momentos en los que es un maldito crío de tres años necesitado de un abrazo, su padre muestre un poco, al menos un poco de amor por él. Y todo lo que él le grita se queda en el limbo, mientras John espera con una de las sonrisas más tristes que has visto nunca y que te hace sufrir como Bill Compton en un día rutinario, que es demasiado para el ser humano normal y no torturado.
Después, Dean habla con la parca. Sientes verdadera impotencia en esa escena, mientras él le reclama que no se puede ir, que hay una guerra ahí fuera, y ella le dice que todos los soldados dicen lo mismo, pero que su presencia no es decisiva. Pero es que a Dean lo que le importa no es la guerra, es su familia, y no puede dejar sólo a Sammy, ni volver a perder a su padre. Porque, además, su hermano volverá a la universidad, su padre dejará la caza y dos de los cazadores que conoce están muertos. Claro, es normal que el pobre Dean se considere decisivo, se entiende. Está apunto, apunto de decir que sí, de decir que el diablo de la conjuntivitis tiene razón y que en realidad ellos no le necesitan, y que puede irse, pero entonces, algo pasa.
Y es que John ha hecho un pacto con el diablo de la conjuntivitis, y yo digo: Mal, John, mal. Vale, sí, es inevitable y tienes que hacerlo porque por mucho que te quiera, que lo hago, a Dean le quiero más. ¿Pero no podía ser otro demonio? ¡Hay muchos, John, y eso está demostrado! John le da la pistola y la bala, su muerte y su alma inmortal. Vamos, que deja de existir.
El diablo de la conjuntivitis va y posee a la parca, que le sana por completo.
Y asistimos a una de las escenas más dolorosas EVER, porque Jonh tiene permiso para ver una vez más a sus hijos. No discute con Sam por mucho que éste quiera, es amable, y sonríe a sus hijos, manda al pequeño a por un café, y mis dos Winchester favoritos se quedan solos. "Cuida de Sammy. Te quiero, hijo, te quiero. Puse demasiado peso sobre tus hombros. No debí hacerlo, eras un niño. De pequeño, cuando volví de una cacería agotadora y llena de horror me pusiste una mano en el hombro y simplemente dijiste "It's OK, dad" y debería habértelo dicho yo a ti, Dean, debería habértelo dicho yo a ti." Inclina la cabeza, y le dice algo al oído, algo que debe ser sobre el pacto o sobre Sam, no lo sabemos porque no lo hemos oído. Y Dean está mal. Y Jonh se va. Y Sam vuelve con el café y ve a su padre muerto en una habitación vacía al pasar por allí. El vaso cae, el grita un papá lleno de dolor y corre hacia él. Están ellos, los dos hermanos, ante la puerta donde intentan reanimarle y no hay forma. Y ese médico dice "Hora de la muerte 10:41 a.m.". Y no, no te lo crees, no pueden ser tan crueles.
Ahí sí que lloras, lloras porque no es justo, no es justo. Lloras porque después de la muerte de Mary se convirtió en un soldado más que en un padre, porque era más protector con su coche que Dean, porque después de la muerte de Mary solo veía el mal, porque son más fuertes como una familia, porque sigue llevando la alianza y murió con ella. Porque su última decisión no la tomó el soldado ni el marine ni el cazador, la tomo el padre de Dean. Y el padre de Dean, y el padre de Sam, y el esposo de Mary. Y son todos parte de Jonh Winchester, pero el dolor no dejaba que se viesen. Y es bueno, Jonh, aunque a algunos les caiga mal. Es bueno, y lo hizo lo mejor que supo. Y quiso a sus hijos. Siempre los quiso. Y eso es, después de todo, lo único que importa. Que quiere a Dean y quiere a Sam. Que quiere a esos niños que iban en la parte trasera del Impala y que dormían en la misma cama, porque el mayor pensaba proteger siempre al pequeño. Les quiere con una fuerza que duele contemplar. Porque muchos dirán que los Winchester son una familia disfuncional, pero lo que se quieren entre ellos, men, lo que se quieren entre ellos salvará o condenará al mundo. Y eso es algo que yo tengo muy claro.
No quiero saber como afectará eso a Dean y a Sam. No quiero. Pobres niños, huérfanos a las puertas del Apocalipsis y sin poder ejecutar su venganza. Pobres niños tristes. Y pobre Dean, que en serio, le ha pasado de todo y es el que más a sufrido, y el que se va a culpar por la muerte de Jonh. Pobres de nosotros. Pobres.



Me da igual lo que digan, esos tres son una familia maravillosa. Y PUNTO.


PD: THE IMPALA IS COMING!!!

Este coche me hace acelerar...

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